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Nuestra escala de valores.

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Nuestra escala de valores.

Nuestros valores nos condicionan y los mismos, tanto en nuestras elecciones como en nuestras decisiones, jugarán un papel determinante.
 
Las valores se nos transmiten en el primer nivel de condicionamiento al que somos expuestos, el familiar, para luego a medida que atravesamos los siguientes niveles de condicionamiento y las respectivas fases del desarrollo psicosexual eventualmente se irán modificando.

Valores tales como el respeto, la tolerancia, la honestidad y demás se irán sumando a nuestra lista, aunque claro, todo depende del cómo nos condicionen y de nuestra experiencia.

Frecuentemente se tiende a mezclar en el seno de las familias las doctrinas religiosas con los valores morales o éticos y, conjuntamente, aparece el aspecto filosófico el cual se involucra de forma inevitable aunque, todo hay que decirlo, entre todas las posibilidades siempre podremos encontrar puntos en común.

Nuestros valores son subjetivos al mismo tiempo son vinculantes, es decir, están necesariamente conectados con nuestra realidad, independientemente de las formas perceptivas individuales. Se transforman por tanto en factor determinante para relacionarnos con nuestro entorno e interactuar de de una forma u otra con nuestros semejantes.

Los anteriormente mencionados no son de forma alguna los únicos valores que nos serán transmitidos o adquiriremos a lo largo de nuestras vidas, de ninguna manera, cuando nos encontramos con que se interpreta como un fin el éxito o los bienes materiales desde luego ellos están sustentados por nuestra escala de valores y creencias.

En nuestra sociedades el valor de lo material cobra un significado realmente especial, sin dejar de lado que poca veces nos detenemos a meditar sobre el cómo satisfacemos nuestra necesidad por el deseo del objeto por tales vías, lo cual irremediablemente en muchos casos deriva en un bucle sin fin determinado por una sensación de satisfacción irreal y altamente perecedera.

Es menester observar que ciertos valores se detectan o distinguen como un medio, para conseguir el prestigio social por ejemplo, lo cual nos mueve a sospechar que estamos en realidad ante ciertas carencias de otro orden.

Dicha escala de valores no es de forma alguna estática a través del tiempo, determinadas circunstancias o procesos conscientes pueden eventualmente modificarla, es más, si realizamos una análisis de la misma estaremos en condiciones de establecer procesos de cambio y que la misma se ajuste a nuestras necesidades no solo de orden existencial.

Si definimos los valores como cualidades serán determinantes al momento de influir en nuestro comportamiento. Analizar nuestro valores nos ayudará a comprender nuestra forma de comportarnos o de actuar en determinadas circunstancias.

La forma de relacionarnos con nuestro entorno, desde el más próximo al social, desde nuestra coherencia o incoherencia, hasta de lo que proyectamos cuando establecemos relaciones interpersonales de cualquier índole.

Cuando nuestros valores entran en conflicto con nuestros actos la incongruencia es inevitable, con todo lo que ello implica a diferentes niveles y procede el estructurar para darnos la posibilidad de analizar y detectar el punto en que genera dicha incongruencia.

Lo anteriormente mencionado no es nada extraño, al contrario, es la tendencia y de forma lamentable parece ir poco a poco convirtiéndose en regla en nuestras sociedades.

Entre lo que pensamos, sentimos y hacemos, en ciertos casos hay diferencias abismales. Lo difícil de lograr para muchos es dejar de mirar la paja en el ojo ajeno y atender a su propio comportamiento, al lograrlo se nos abre la puerta a los posibles procesos de cambio que se pueden establecer en nuestro propio beneficio; realizando la distinción correspondiente de las necesidades o carencias.

Analizar nuestra escala de valores, contemplar desde dónde se han fijado y por sobre todo, las formas en que nos condicionan de una forma u otra, es un ejercicio más que saludable de realizar.

Independientemente de que actúen en positivo o negativo nuestros valores, y atendiendo desde nuestras necesidades claro, no deja de ser interesante detectar desde dónde provienen y cómo intervienen en nuestras decisiones.

Basados en doctrinas religiosas o filosóficas, en conceptos de moral o ética, lo importante es detenernos a estructurar nuestra escala de valores y observar el papel que juega nuestras vidas.

Author: Daniel Costa Lerena

Psicólogo Clínico, Master en Coaching y NLP-DBM. Webmaster y Blogger.

(4) Comments
    1. Coincido contigo, es una cuestión de llevar nuestros valores al día a día de nuestras vidas, aplicarlos y sobre todo ser coherentes con ellos. Es muy importante en tal sentido, el estar alineados con nuestros valores. Un saludo y gracias por tu comentario!

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