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Sabandijas Parlamentarias: Hitler los etiquetó en su día.

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Sabandijas Parlamentarias: Hitler los etiquetó en su día.

A muchos políticos no les bastan los privilegios de sus cargos.

 

Nadie puede dudar de los privilegios que conllevan el ostentar un cargo político. A los privilegios económicos de los cuales disfrutan, debemos sumar el prestigio social y claro, dependiendo de la sociedad en la que ejercen los privilegios varían notoriamente. Lo que es indudable es del salario, el prestigio y la eventual jubilación que gozan. Para algunos políticos no basta, no es suficiente e intentan acrecentar su patrimonio y sus cuentas bancarias de forma disimulada y otras veces no tanto.

Las evidencias son las condenas y los procesos abiertos contra políticos de medio mundo. Todos los tigres son felinos aunque, al mismo tiempo, debemos tener presente que no todos los felinos son tigres; todo hay que decirlo.

Hay políticos honestos, comprometidos y rectos en sus conductas, los hay. Lo que sucede es que el descreimiento por parte de los ciudadanos sobre la clase política es muy grande. En algunas sociedades que un político entre en en prisión es como pedirle un milagro a Lourdes y que nos lo conceda; sería un auténtico milagro en toda regla. Impunidad total para hacer todo lo que quieran y más.

Otras sociedades logran mediante los mecanismos legales establecidos meter entre rejas a las sabandijas parlamentarias. Si, estoy citando al mismísimo Adolf Hitler, cuando hace referencia a las “Sabandijas Parlamentarias” en su libro Mein Kampf. No os asustéis queridos amigos, lejos estoy, muy lejos de comulgar con las ideas de Hitler aunque, coincido con él en la definición, es más, me encanta la etiqueta “Sabandijas Parlamentarias”.

Mein Kampf, HitlerDeepak Chopra, que tampoco es santo de mi devoción a decir verdad, también le cita en unos de sus libros haciendo una referencia ciertamente lúdica al igual que lo hice ahora citando a Adolf Hitler. Si Chopra lo hace por qué no hacerlo yo, al final de cuentas, “yo no soy más que el Rey, pero el Rey no es más que yo”.

Lo cierto es que hay que ser un verdadero sabandija para traicionarnos. Con descaro y absoluta falta de respeto hacia nosotros abusan del poder otorgado soberanamente por el pueblo. Nos engañan, nos mienten y se ríen a puertas cerradas de nosotros. Insisto, no todos los políticos son iguales y no pretendo hacer tabla rasa ni mucho menos; injusto sería por mi parte, aunque los innumerables casos de corrupción política y el gran número de imputados por la justicia hablan por si solos.

Les damos prestigio social, salarios muy por encima de la media de cualquier trabajador, jubilaciones más que dignas y muchos de paso se siguen lucrando como ex de algún cargo escribiendo libros y dando conferencias.

¿Qué hacer con las sabandijas que traicionan los principios básicos de la democracia?

Con alguien que traiciona la buena fe de un grupo de ciudadanos los cuales le apoyan e ilusionados confían en él. ¿Qué hacer? Por lo pronto solo se me ocurre de forma civilizada, aplicarles todos los mecanismos legales a disposición de la justicia para meterles entre rejas aunque, muchas veces me sentí más que indignado cuando sale a la luz que un político al cual di mi voto está involucrado en un presunto delito. Es una sensación de haber sido traicionado, de haber sido engañado y estafado inescrupulosamente.

Un político no es un ser superior socialmente hablando, es un empleado del pueblo, un funcionario nuestro. Un empleado al cual colocamos en un cargo y nos debe respeto; debe rendir respeto no solo al pueblo soberano en su totalidad, debe honrar el privilegio de ser justamente un representante del pueblo, en el cual, precisamente, radica la soberanía.

Los ciudadanos tenemos el derecho a equivocarnos con nuestro voto, los que no tienen derecho a estafarnos son los políticos corruptos, que atentando impunemente contra el más básico sentido de comunidad están atentando contra cada uno de nosotros.

Cuando un político en el parlamento no vota a favor de una ley que favorece al pueblo porque es promovida por otro partido, ahí también nos está estafando, está atentando contra nosotros, los verdaderos jefes de ellos.

Cuando un político no atiende nuestras necesidades como sociedad también y, cuando cometen un delito desde su posición otorgada por el pueblo, directamente atentan contra la democracia en su conjunto.

“Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa ante vuestra presencia soberana”. José Gervasio Artigas, abril de 1813.

Author: Daniel Costa Lerena

Psicólogo Clínico, Master en Coaching y NLP-DBM. Webmaster y Blogger.

(3) Comments
  1. Gracias Juan Alberto por tu comentario.!

    Coincido contigo en que son auténticos traidores, no solo a quienes depositaron en ellos su confianza, también a las instituciones y a el sistema democrático mismo. Un saludo.

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