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Pirañas con dos patas: el resultado de las carencias.

Pirañas con dos patas: el resultado de las carencias.

 En el nordeste de Brasil los gringos son el plato preferido de las pirañas.

 

La etiqueta de «pirañas», la cual considero desafortunada por cierto, la aplican los habitantes del nordeste brasileño a sus propias conciudadanas sin miramientos o reservas de ningún tipo.

Es más, es una definición que uno la aprende apenas llega a la ciudad y casi siempre de boca de otro gringo en plan advertencia, “cuidado con las pirañas”!

Las pirañas tan particulares a las que hacen referencia, son aquellas mujeres que por intereses básicamente económicos se acercan a un extranjero, preferentemente europeo o norteamericano, para intercambiando favores sexuales entre otros satisfacer sus necesidades materiales.

Por la ciudad de Natal por ejemplo, uno puede observar por las calles a los casi ancianos europeos con sus “nietas” o “ahijadas” apenas habiendo cumplido su mayoría de edad; las denominadas pirañas aunque, habría que analizar bien quién es la víctima de quién.

La situación económica basada en grandes carencias materiales empujan a muchas jóvenes a hacer de tripas corazón y mantener relaciones amorosas con hombres que bien podrían ser, por su avanzada edad, más que sus padres sus abuelos.

El ansia que les provoca la necesidad de satisfacer su necesidad por el deseo del objeto, por decirlo de una forma más decorosa, las empuja a relacionarse con éstos hombres.

No hablo de prostitución formal, las jóvenes se transforman en parejas y hasta en esposas de dichos gringos; por un lado ellas obtienen sus compensación en términos materiales y ellos cubrir sus necesidades sexuales.

Todo hay que decirlo, el intercambio de carencias muchas veces trasciende lo material y lo sexual llegando a áreas de afectividad. No podemos generalizar, conocí de primera mano varias parejas del estilo las cuales mantienen, en algunos casos, relaciones estables de varios años y al parecer cada uno tiene claro su rol dentro de la pareja; aunque también conocí a varias pirañas.

En otras oportunidades claro, la gran mayoría, simplemente se limitan a relaciones condicionadas a las estancias temporales de los abuelos europeos quienes obtienen compañía de jóvenes chicas.

Tal compañía o tipo de relación a decir verdad no es que no puedan tenerla en Europa, el tema es que les saldría bastante más caro y serían eventualmente objeto de miradas indiscretas o comprometería su imagen social, todo hay que decirlo.
Insisto, la oferta similar existe en Europa aunque sale más cara y no es «socialmente correcta»; como también comprobé que existe tal realidad en varios países más de Latinoamérica; las pirañas no son solo patrimonio de una sociedad en particular, e incluso se pueden detectar las pirañas macho.

También detecté muchas parejas que terminan su relación de forma nada civilizada; bien porque la joven muestra su interés material descaradamente o porque muchas veces su bajo nivel educativo le lleva a extremos de tales características que resultan bizarros, tan bizarro como las conductas de los septuagenarios para con ellas.

Los gringos sean unidos, porque ésa es la ley primera.

 

Las pirañas surgen porque hay quienes la buscan; lamentablemente, sería como hablar de oferta y demanda. Hay cientos de historias de extranjeros desplumados por pirañas en la ciudad de Natal donde conozco la realidad de primera mano y algunas de ellas, un buen número por cierto, las conocí en persona.

La ley en Brasil establece que cualquier casamiento determina automáticamente el régimen de bienes gananciales en la pareja, incluso sin estar casados y con la documentación solicitada por la ley siendo presentada se puede reclamar tal derecho.

La documentación a ser presentada puede ser por ejemplo la suscripción a cualquier cosa por una de las partes, y que conste como lugar de entrega el domicilio del otro; cuidado, solamente se requieren seis meses de convivencia para que lo de uno le pertenezca al otro en el cincuenta por ciento.

Por ejemplo, y lo digo porque le sucedió a un vecino gringo, su novia brasileña de 19 años se hizo suscriptora de una revista de belleza cuando comenzó la relación con él, ellos ni siquiera convivían puesto que él debía de viajar a Europa y pasaba varios meses fuera de Brasil. Lo cierto es que un buen día regresa luego de más de dos meses y se encuentra con la noticia de que ella se había presentado ente la justicia y le había reclamado el 50% de la propiedad que por supuesto no era de ella, él la había pagado con su dinero.

Resultado, mi vecino le tuvo que dar el 50% de su propio piso; la prueba presentada ante la justicia por la joven, la suscripción a la revista de moda. Un claro ejemplo de lo que hacen las pirañas con los gringos.

Dicha ley en Brasil se creó con la intención de proteger a la mujer ante la desprotección de la cual era víctima ante su pareja. Observando la realidad muy por encima uno entiende tal medida y la considero plenamente justificada, ahora, lo que la ley no contaba era con las pirañas de dos patas, las cuales por cierto pueden llegar a ser más voraces que las de la Amazonia.

No intento con mis palabras estigmatizar a nadie, y mucho menos discriminar a las mujeres que se convierten en pirañas. Si hay oferta es porque existe una gran demanda, y lamentablemente y pese a a quien le pese es una realidad que cualquiera puede constatar viajando al nordeste de Brasil. Al mismo tiempo, insisto en que las pirañas del nordeste de Brasil también existen en Europa, y por supuesto como comenté anteriormente las pirañas macho existen.

Un gringo que da consejos a otro gringo, más que un gringo es un amigo!

Author: Daniel Costa Lerena

Psicólogo Clínico, Master en Coaching y NLP-DBM. Webmaster y Blogger.

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