Nuestra relación con los objetos.
Los objetos materiales nos condicionan, determinan y en muchas circunstancias nos obligan.
Los objetos nos condicionan desde la relación que mantenemos con ellos, nos determinan desde lo social y nos obligan atendiendo desde la forma en como los adquirimos.
Lo último nos brinda la posibilidad de observar fácilmente como muchas personas son capaces hacer cualquier cosa por satisfacer su necesidad por el deseo del objeto, hasta de hipotecar sus vidas por décadas inclusive.
No hablo del objeto simbólico, me refiero concretamente al objeto material; entiendo pertinente tal aclaración puesto que también podemos interpretar el concepto de objeto en forma de persona.
Satisfacer la necesidad por el deseo del objeto trasciende a la necesidad misma y se convierte en meta u objetivo.
Ahora bien, cómo nos condicionan los objetos materiales de una forma u otra es el punto en cuestión. Debemos comenzar analizando el por qué de obtenerlos y claro, el cómo; una vez valorado lo anterior procede el observar la forma de interactuar con tales objetos más allá de su función específica.
Trascendiendo el simbolismo del objeto material nos encontramos que en muchos individuos, tal necesidad, no es más que el reflejo de ciertas carencias específicas de otra índole como por ejemplo las existenciales.
Una de las herramientas a la cual suelo recurrir profesionalmente es plantear una serie de simples preguntas desde el análisis fractal sobre diferentes objetos materiales de uso cotidiano.
¿Qué es? Lo que representa más allá de lo simbólico para el individuo tal objeto.
¿Por qué? Valorando la posibilidad de otra opción en cuanto al objeto y atendiendo desde las motivaciones de fondo.
¿Cómo? Desde el funcionamiento en nuestras vidas de tal objeto, analizando si es un factor limitador o el cual se convierte en dificultad atendiendo desde diferentes niveles.
¿Para qué? Trascendiendo la función misma del objeto material y atendiendo desde nuestras necesidades reales.
Lo anterior es un esquema muy básico aunque desde luego es un buen comienzo, las preguntas clave eventualmente de forma flexible deben ajustarse al objeto y su conexión particular con el individuo.
Podemos enriquecer el análisis analizando directamente desde cómo funciona tal objeto en nuestras vidas, si nos condiciona, limita o incluso, como comenté anteriormente, nos dificulta por ejemplo en nuestras relaciones interpersonales.
Son muchas las parejas que manifiestan serias dificultades de comunicación y, curiosamente, algunos objetos materiales son los presuntos responsables, aunque en realidad las causas operantes difieren bastante del objeto material. En la última década hay dos ejemplos casi de manual al respecto, la consola de video juegos y el ordenador; específicamente dentro del ámbito de las parejas jóvenes.
Lo interesante es analizar nuestra relación con los objetos materiales desde los más simples, para poco a poco ir adquiriendo la habilidad necesaria y poder realizar las distinciones pertinentes; las cuales nos permitirán eventualmente y de forma flexible modificar nuestra relación con ellos.
El cepillo de dientes por ejemplo es un objeto de uso cotidiano, ahora, si analizamos nuestra relación con él, fácilmente encontraremos muchos detalles interesantes e incluso con consecuencias en nuestra salud de no relacionarnos satisfactoriamente con el pequeño objeto.
El ejemplo anterior puede resultar simple e intrascendente aunque, si aplicamos sobre él de forma correcta un buen análisis, nos sorprenderá y por otro lado nos permitirá familiarizarnos en la forma de aplicar tal análisis a otros objetos los cuales pueden resultar más complejos de atender.
Debemos tener presente que los objetos materiales si bien son un medio, de forma alguna son un fin en sí mismos, puesto que en realidad el fin en sí mismo trasciende lo material.
Nosotros controlamos a los objetos materiales y no ellos a nosotros; lo que no procede desde ningún punto de vista es transformarnos en sus esclavos.
