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Móvil-dependencia: adictos al teléfono móvil.

Móvil-dependencia: adictos al teléfono móvil.

Los casos de móvil-dependencia aumentan de forma alarmante en nuestras sociedades; cada vez son más las personas que presentan cuadros severos de dependencia a los smartphones, los cuales eventualmente terminan en cuadros de adicción al teléfono móvil. Se trata de una cuestión de relación con el objeto; es menester entender que el teléfono móvil es una herramienta y él de forma alguna nos controla.

Es muy importante tener presente que en casos extremos tal dependencia puede derivar en un cuadro de nomofobia, miedo irracional a no tener el teléfono móvil encima; con lo cual es necesario la intervención profesional pertinente. En tal sentido procede en primer lugar superar la móvil-dependencia para, al mismo tiempo, realizar las distinciones que permitan identificar las causas de tal comportamiento adictivo.

Algunos síntomas de móvil-dependencia que se pueden detectar son los cambios repentinos de humor; alteraciones del sueño; la compra de forma compulsiva de aplicaciones para el teléfono móvil; cuadros de angustia o ansiedad ante la privación del objeto; la necesidad de poseer el último teléfono móvil el mercado como si en ello se fuera la vida.

Ante la presencia de alguno de éstos síntomas aislados no significa de forma alguna que estemos ante un cuadro de nomofobia, aunque si podemos valorar la posibilidad de estar en vías de generar una móvil-dependencia.

 La nomofobia es una adicción!

El concepto del teléfono móvil entre los adolescentes es muy diferente a lo que en la realidad se observa de forma superficial; para ellos significa una herramienta que les brinda independencia y libertad a la hora de interactuar con su entorno, cuando en realidad sucede todo lo contrario, les aísla e incluso limita seriamente en sus habilidades sociales. Cada vez más se agudizan, y no solo entre los adolescentes, las carencias al momento de aplicar relaciones interpersonales saludables; no solo los móvil-dependientes presentan tales conductas, los adictos tecnológicos en general y, particularmente, a internet muestran serias dificultades en tal sentido.

De modo alguno pretendo demonizar el teléfono móvil u otras tecnologías, las cuales, tanto unas como otras, si no se abusa de ellas no son negativas. Es más que importante destacar que el móvil-dependencia es una adicción muy particular, puesto que no consume una sustancia material como puede ser una droga, la sustancia es virtual, con lo cual queda claro que es un problema de conducta. Precisamente la nomofobia se encuadra dentro de las adicciones tecnológicas.

Muchos adolescentes, y otros no tanto, son los que sin sonar su teléfono móvil lo miran por si les llegó un mensaje y no lo escucharon; y no hablo de una vez cada dos horas, en cuestión de intervalos de pocos minutos repiten el comportamiento. También es frecuente que se detecten ciertos grados de ansiedad ante la posibilidad de quedarse sin carga en la batería. 

Algunos estudios recientes revelan que los individuos que sufren móvil-dependencia presentan una fuerte tendencia al fracaso escolar; ahí estamos desde luego ante casos que superan un grado simple de dependencia y podemos hablar de nomofobia. Son muchos los estudiantes, incluso universitarios, que mantienen encendido su teléfono móvil en horas de clases e incluso envían y reciben mensajes de texto.

Los cuadros de ansiedad por quedarse sin carga en la batería, por no recibir ni llamadas ni mensajes o por quedarse sin cobertura pueden ser fácilmente detectables. Cambios de humor por la abstinencia del objeto o, dicho de otra forma, cuando no logran satisfacer su necesidad por el deseo del objeto, también son síntomas a tener en cuenta. La privación del objeto les produce síntomas característicos que son fácilmente observables en personas adictas.

Insisto, cuadros que deben ser considerados como adicción y ante ello procede la pertinente intervención profesional.

En los cuadros de móvil-dependencia o nomofobia se detecta la falta de control del tiempo en la utilización del teléfono móvil, no solo para utilizarlo por su fin primario, el recibir y enviar llamadas. Vale decir que la posibilidad de navegar por internet aumenta considerablemente el tiempo que un individuo pasa con el teléfono móvil en su mano.

Escuchar música, jugar, utilizar un sistema de navegación GPS, sacar fotografías, leer libros digitales y otras utilidades incluidas en los teléfonos móviles también hacen que aumente considerablemente el tiempo de uso de los mismos.

En diferentes sociedades en las que interactué pude detectar que la móvil-dependencia no solo se manifiesta entre los adolescentes; en alguna de éstas sociedades, por motivos socio económicos, el teléfono móvil es símbolo de prestigio social, por lo cual la franja etaria de los individuos que presentan dependencia es diferente. En otras sociedades, desarrolladas desde lo económico, el perfil de los individuos con dependencia en franjas etáreas superiores lo detecté en personas introvertidas y con serias carencias en cuanto a las habilidades sociales específicas necesarias para interactuar satisfactoriamente con su entorno. Personas que presentan serias dificultades para establecer relaciones interpersonales saludables y muestran bajos niveles de inteligencia emocional y afectiva.

Si en nuestra generación hubiéramos tenido avances tecnológicos como los que cualquier adolescente de hoy día puede tener fácilmente a su alcance, sospecho que la situación hubiera sido muy similar a la actual. Incluso adultos presentan, no solo móvil-dependencia, también dependencias tecnologías varias, desde internet a las vídeo consolas.

Recomendaciones para evitar la adicción al teléfono móvil.

Debemos tener presente que por tendencia un adicto no reconoce o asume su adicción, y la nomofobia o móvil-dependencia no suelen ser reconocidas generalmente por el individuo.

– En el acaso de los menores de edad, la recomendación es apostar por educar en la forma en que utilizan el teléfono móvil, entendiendo que éste es una herramienta y de modo alguno un objeto que nos controla.

– Intentar hacer entender que los centros de estudios bien pueden encuadrarse dentro de los sitios en dónde uno debe desconectar el terminal al entrar, al igual que consultas médicas u otros lugares públicos.

– No facilitar a los menores de un teléfono móvil con contrato, al contrario, mejor uno de prepago para que lo padres puedan eventualmente ejercer cierto grado de control; desde luego el menor si obtiene dinero bien puede hacer una recarga a espaldas de sus progenitores.

– Por la noche al momento de ir dormir desconectar el teléfono y durante los momentos de socialización familiar, como la hora de comer o la cena, también hacerlo.

– Plantear el cómo utilizamos el teléfono móvil y para qué; aplicar un sentido a la utilización del mismo, establecer claramente la finalidad de su utilización y sobre todo controlar el modo de interactuar con él.

– Establecer tiempos de uso al igual que con otras tecnologías como por ejemplo internet, teniendo en cuenta que la móvil-dependencia se encuadra dentro de la adicciones tecnológicas.

Como siempre suelo decir, al final de cuentas cada uno es dueño de sus propias carencias y debilidades cognitivas. Ante un cuadro de móvil-pendencia debemos analizar cómo intentamos satisfacer nuestra necesidad por el deseo del objeto y claro, en ciertos cuadros particulares recurrir a un profesional para resolver el problema.

Previamente escribí dos artículos sobre la móvil-dependencia o bueno, en realidad sobre la abstinencia a utilizar el teléfono móvil. Pasé un año si utilizar uno y pude extraer ciertas conclusiones desde mi experiencia personal. Vale decir que nunca presenté dependencia alguna con el teléfono móvil, al contrario, simplemente utilicé ciertas circunstancias particulares para demostrar que es posible desarrollar nuestras actividades cotidianas, tanto personales como profesionales, sin la necesidad del teléfono móvil.

Desde luego el teléfono móvil en si mismo no es una elemento negativo, siempre y cuando tengamos control sobre nuestra conducta y lo utilicemos de forma racional, como un simple objeto que nos facilita la vida y de forma alguna nos limita.

Entiendo procede por mi parte insistir en que la móvil-dependencia o los cuadros severos de ésta, la nomofobia, es menester sean tratados a nivel profesional.

Author: Daniel Costa Lerena

Psicólogo Clínico, Master en Coaching y NLP-DBM. Webmaster y Blogger.

(3) Comments
  1. El movil para mí es tán importante que lo llevo en el bolso y cuando me llaman no lo oigo.

    Utilizo mucho el telefono para hablar con gente que tengo lejos y quiero continuar la relación con esas personas.

    El movil para mí es solo un metodo comodo de comunicarme para dar una noticia o que que me la den, sobre todo mi familia.

    Es claro que no necesito el movil para trabajar, pero no me gusta en absoluto ver a esas persona a un movil pegado.

    Pilar perez

  2. Gracias Pilar por tu comentario.!

    Desde luego prefiero la relación que tienes tú con tu teléfono móvil que rozar la dependencia.

    Al final de cuentas es un simple tema de cómo nos relacionamos con los objetos.!

    Un saludo.!

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