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Me crucificaron en el siglo XXI.

Me crucificaron en el siglo XXI.

 Niveles de intolerancia muy altos en las redes sociales. 

A partir de una nota que escribí en Facebook sobre Juan Pablo II, comencé a recibir una serie de mensajes nada amables hacia mi persona. Incluso en Facebook y de forma pública, cosa que agradezco por cierto, se me etiquetó de Anticristo. Curiosa etiqueta la cual hubiera preferido se argumentara debidamente; precisamente a raíz de ello comencé éste blog, con la intención de manifestar mis ideas y conceptos y claro, de ser posible obtener feedback de quienes lean dichos artículos.

La libertad de expresión es patrimonio de la humanidad, manifestarse con respeto y de forma educada siempre resulta un ejercicio saludable en todos los niveles. Discrepar no significa más que discrepar, si todos pensáramos u opináramos igual sospecho sería muy aburrido. Discrepar argumentado es otra cosa, resulta más respetable desde del punto de vista de quién recibe la crítica, justamente para poder argumentando realizar los descargos que correspondan.

Puedo entender que a más de uno no le agrade lo que escribo, que discrepe e incluso piense en su fuero interno que estoy un estúpido o padezco una tara mental. Puedo entender que un individuo fuera expuesto a niveles condicionantes extremos a través de una educación familiar y educativa rígida e intransigentes. Puedo entender los determinados y particulares factores condicionantes sociales de un individuo y hasta como pueden limitarle humana y existencialmente hablando.

Lo que no puedo entender es el cómo un ser humano se puede permitir insultar y descalificar sin argumentos, sin basar su discrepancia con otro ser humano en una idea sustentable. Intercambiar ideas y reflexionar sobre la posición del otro es un ejercicio que nos puede reportar beneficios.

El proceso de reflexión que abrimos para colocar nuestra posición bajo la lupa en si mismo es un beneficio. Abriendo el proceso de contrastar y analizar nuestras ideas nos abrimos la puerta a la oportunidad, la oportunidad de reafirmar nuestros conceptos, de modificarlos a diferentes niveles o incluso llegar a la conclusión de que hemos descubierto otra posición referente a un tema específico la cual nunca habíamos valorado.

La flexibilidad es un elemento necesario para modelar el mundo y poder adaptarnos e integrarnos satisfactoriamente en él.

Curiosamente, el mayor número de mensajes ofensivos que recibí, provenían de países en extremo rígidos desde el punto de vista de las libertades humanas. Son sociedades en las cuales me relacioné a diferentes niveles y por diferentes motivos, sociedades de las cuales conozco su historia y sus rasgos particulares a nivel social. Sociedades que alimentaron mi subjetividad y por tanto mi experiencia.

Acostumbro a tratar de informarme lo mejor posible antes de visitar una sociedad que desconozco y no lo hago precisamente para auto condicionarme, lo hago para tratar de entender y entenderlos lo mejor posible de acuerdo a mis limitaciones. El origen de los mensajes altamente intolerantes que recibí provenían de sociedades que condicionan de forma represiva a sus integrantes, dentro de las cuales posicionarse fuera de la ideas y conceptos aceptados por su entorno significa cometer un pecado.

En todas las sociedades podemos detectar los diferentes niveles de intolerancia, otra cosa es de forma agresiva atacar a otro ser humano porque piense diferente. Como resultado encontré, entres otros elementos, la reacción inmediata de amigos y contactos de Facebook, cosa que no me extrañó por conocer la calidad humana y los ideales de libertad que defienden; contactos con los cuales no nos conocemos personalmente y otros más curiosos por provenir de las mismas sociedades a las que hago mención y apoyarme.

Los más gratos debo confesaros, me resultaron los que apoyaban mi derecho a expresarme libremente y el mismo tiempo manifestaban su desacuerdo con mi nota. Entiendo los motivos particulares que les llevan a no manifestarse de forma pública y los respeto.

Me permito comentaros una reflexión de una buena amiga, la cual me solicitó no mencionarle y a la cual respeto en su anonimato. Ella al leer parte de las reacciones sobre mi nota sintió que retrocedíamos a las épocas del Imperio Romano, se imaginó la situación de estar en medio del Coliseo intentado defender una idea con la espada y al coste de la sangre. Su conexión con tal representación probablemente se deba a un defecto profesional aunque, por cierto me resultó muy simpática puesto que de forma alguna me siento una víctima, todo lo contrario. Pienso y siento que defiendo mis ideas y, por sobre todo, un derecho humano. Lejos estoy de llegarme a sentir una víctima.

Agradezco por tanto a todos y cada uno de los que se han puesto en contacto conmigo por diferentes medios para no solamente apoyarme en mis ideas, por apoyarnos a todos defendiendo la libertad de expresión. Me siento honrado de haber recibido muestras de apoyo de tan diferentes lugares del mundo, ideologías, religiones, razas y tendencias sexuales. Porque vale decir también, que no todos los usuarios de Facebook son intolerantes.

Al fin de cuentas precisamente las diferencias son las que nos igualan en derechos y obligaciones, las que nos llevan directamente a un plano de igualdad como seres humanos. Por cierto, si puedo elegir, prefiero que me crucifiquen y no que me empalen aunque, sospecho que lamentablemente no estamos tan evolucionados, la raza humana, para detener tales métodos aplicados de forma simbólica en pleno siglo XXI.

Author: Daniel Costa Lerena

Psicólogo Clínico, Master en Coaching y NLP-DBM. Webmaster y Blogger.

(2) Comments
  1. Pasa olímpicamente tío, el facebook es un mamoneo constante, si dices lo que no quieren escuchar te dejan fuera. Están siempre mandando caritas y colgando cualquier tontería, el facebook es éso todo tontería y una banda de subnormales que no tienen nada que hacer. Yo solo entro en los grupos que sirven para algo o por lo menos lo intentan. Hay grupos y gente seria pero la minoría los demás están para lo que están. Tu tranquilo y sigue así y al que no le guste le das por……..

  2. Gracias por tu comentario.!

    A decir verdad no es que me afecte demasiado, al fin y al cabo es un reflejo del nivel de intolerancia en nuestras sociedades. Coincido contigo que a nivel general Facebook se está distorsionando hacia una superficialidad bastante acentuada. Los temas e intercambio de ideas se centran en cosas que en realidad no aportan nada.

    Vale decir que cada uno es libre de colgar lo que quiera o participar dónde le plazca. Por mi parte también participo de pocos grupos, los que entiendo tienen un sentido aunque también es saludable reírse y distenderse.

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