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¿Juan Pablo II Santo?

¿Juan Pablo II Santo?

La Iglesia Católica prepara otra estrategia de marketing.
 

papa juan pabloLa Iglesia Católica como organización religiosa es más que poderosa, si revisamos la historia de su papel en las diferentes sociedades que han tenido y tienen que padecer su intromisión y fuertes técnicas de condicionamiento no queda muy bien parada. Sin entrar en la gran cantidad de tristes y lamentables páginas que la organización religiosa escribió de puño y letra, ahora pretenden a marchas forzadas y de cualquier forma transformar en Santo a Juan Pablo II.

Una monja, miembra fiel de la organización y por tanto, altamente condicionada y adoctrinada, presuntamente fue curada de su enfermedad, el Parkinson. La protagonista del presunto milagro, la monja francesa Marie Simon Pierre, realmente realizó un comentario muy concreto y bien argumentado, “lo único que puedo decirles es que antes estaba enferma y ahora estoy curada”.

Recordemos que la fe no necesita de argumentación científica y ésta no es la excepción puesto que la regla directamente no la tiene. Lo curioso, es que el actual jefe de la organización religiosa de estructura piramidal, Joseph Ratzinger alias Benedicto XVI; fue el otrora “ojito derecho” de Karol Jósef Wojtyla, alias Juan Pablo II.

El mérito de Karol Wojtyla, además del presunto milagro obrado con la enfermedad de la monja, puede ser el haber mirado hacia otro lado ante la lluvia de acusaciones de funcionarios de la organización por presuntos, algunos no presuntos porque fueron condenados por la justicia competente, delitos de pederastia.   Como ejemplo, basta analizar el trato deferente por parte de Juan Pablo II a Marcial Maciel y sus nobles “hijos”, Los Legionarios de Cristo. Podría, aunque no es menester hacerlo, citar una buena cantidad de “méritos” de Karol Wojtyla para nombrarlo no precisamente Santo. Cuando leemos o nos sumergimos en la historia siempre resulta conveniente atender las diferentes fuentes y claro, como decimos, escuchar las diferentes campanas.

Lo que si me agradaría destacar es la coherencia de la organización católica a lo largo de su historia hasta nuestros días. Intromisión por su parte en asuntos políticos; colaborar con miembros del partido Nazi; intentar proteger a sus funcionarios acusados de presuntos crímenes de pederastia; coaccionar al libre sentido de elección de la mujer en relación a su cuerpo; argumentar que es mejor que mueran miles y miles de personas contagiadas por el VIH antes de utilizar un preservativo; etiquetar una tendencia sexual, la homosexualidad, como una enfermedad; y mucho más.    

Pasé por alto, premeditadamente, citar sus ancestrales maniobras dentro del plano financiero, puesto que me llevaría cientos de páginas aunque, me resulta imposible no mencionar el Banco Vaticano y su fuerte presencia en empresas de diferentes áreas.

Me agradaría aclarar un par de cosas, la primera es que me eduqué durante diez años en un colegio de la organización católica y la segunda que no tengo nada en contra de sus adeptos definidos como fieles. Cada uno cree en lo que quiere, en lo que puede o en lo que sus niveles de condicionamiento se lo permiten. Por mi parte no creo en milagros y tampoco pretendo que nadie lo haga, al final es cuestión de fe y ésta se ampara en el derecho a ser profesada libremente por cualquiera en la Constitución.

Lo curioso y conveniente para la organización religiosa es que el presunto milagro obrado por Juan Pablo II llega en el momento justo y preciso, altamente conveniente por cierto. Por ello, y basado en lo anterior, interpreto la subida a los altares de Juan Pablo II como otra de las tantas maniobras de marketing de la Iglesia Católica.   Si fuera cierto lo del milagro de la monja curada de una enfermedad tan grave como el parkinson me encantaría que el presunto santo siguiera curando a diestro y siniestro a todos los afectados.

Tampoco estaría nada mal que la organización religiosa mostrara las correspondientes pruebas médicas del diagnóstico de la enfermedad de la monja con el correspondiente informe que demuestre la remisión de la enfermedad, claro, avalado esto por fuentes externas e independientes a la organización. ¿Sería mucho pedir ?  

Author: Daniel Costa Lerena

Psicólogo Clínico, Master en Coaching y NLP-DBM. Webmaster y Blogger.

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