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Invadir o no invadir Libia: he ahí el dilema.

Invadir o no invadir Libia: he ahí el dilema.

Libia en el ojo del huracán.

 

El mundo árabe tiene su propios códigos, sus estructuras de gobierno y su propia filosofía; el tema es que los países que lo conforman en algunos casos tienen oro negro en grandes cantidades.

La comunidad internacional lamentablemente está más preocupada por las repercusiones en el alza del petróleo, con todo lo que ello implica, que la situación dramática prácticamente al borde del desastre humanitario que se está produciendo en Libia.

Al momento de comenzar la revuelta en Libia de inmediato saltaron las alarmas en todo el mundo, insisto, porque la Liga Árabe si hay algo que tiene es petróleo. Por el mismo motivo tantos líderes de occidente recibían a Gadafi con más que honores, lo recibían como un amigo.

Gadafi ciertamente no es el único mandatario del mundo árabe que disfrutó de tanto halago por parte de varios presidentes de países de occidente e incluso muchos todavía gozan y otros tantos seguirán sumándose a la lista.

El tema es sencillo, Libia no es Iraq o Afganistán y no lo es por muy diferentes motivos. Ahora la situación cobra un matiz diferente, hay que ir con pies de plomo y meditar, analizar y valorar exhaustivamente cada movimiento del tablero.

Las fichas presuntamente están listas por varios de los jugadores de siempre, los de primera fila y, sospecho que los de atrás también están desplegando sus típicas estrategias y elucubrando en términos de ganancia y pérdidas económicas la situación.

La situación de desastre humanitario que se gesta en Libia requiere evidentemente de la acción de la ONU, organismo por cierto que lamentablemente carece en la práctica del respeto de algunos países que se han saltado sus resoluciones una y otra vez anteponiendo sus intereses particulares a los de la comunidad internacional. Me refiero por ejemplo a los de siempre, EE.UU e Israel, socios y colegas de todas las horas con varios cómplices de turno dependiendo de las circunstancias.

Hay un precedente sobre la intervención militar ocupacionísta por motivos humanitarios por parte de la ONU que marcó un antes y un después, me refiero a Kosovo. Así queda reflejado en la resolución 1244 del Consejo de Seguridad de la ONU aprobada en su 4011ª sesión del 10 de junio de 1999. Dicha resolución se considera como de intervención humanitaria para evitar precisamente catástrofes de dicha índole.

Algunos hablan, o valoraran la posibilidad, de cual sería la reacción de ONU o de la OTAN en caso de que los rebeldes libios solicitaran la intervención de dichas organizaciones. Si la OTAN se podría, o atrevería, amparar al principio de soberanía sobre el Estado, debatido y resuelto el tema en la ONU por cierto, para entrar en acción es otra cosa. La carta blanca, es decir el aval de ONU, no es el tema, lo fundamental y en lo cual los expertos no se ponen de acuerdo al parecer es en el cómo.

Lo más razonable, presuntamente, sería evitar una invasión en Libia estilo pacificadora de fuerzas militares internacional por tierra, es decir, los infantes de marina se quedarían en los portaaviones y solo se echaría mano de ellos como recurso para abrir pasillos humanitarios. La medida incomodaría sobremanera a los países de la Liga Árabe, ésa es la argumentación para defender la no conveniencia de la invasión terrestre.

Quedando fuera la opción anterior, lo más rentable en términos políticos y humanos sería, según los expertos insisto, el bloqueo aéreo a Libia. Controlar los aeropuertos y aeródromos de Libia como así también atacar las bases del ejército del aire Libio, pro Gadafi claro, sería la intervención más limpia y rentable a los intereses de la comunidad internacional.

Considero oportuno recordar que el material militar y específicamente del ejército del aire libio se puede considerar literalmente obsoleto en comparación a cualquier país de occidente; en su mayoría abastecidos por diferentes proveedores de material militar y todavía con pertrechos soviéticos en su poder.

La operación, en términos de tiempo requerido, se podría llevar a cabo de forma coordinada en tan solo 48 horas.

Hugo Chávez, presidente de Venezuela y sin lugar a dudas más que un presidente es un personaje internacional, se ofrece a mediar en la situación con su amigo Gadafi. Aunque Hugo Chávez ni Muamar el Gadafi son santos de mi devoción solo espero que se logre un acuerdo y se puedan tranquilizar las aguas en Libia, no tanto por si sube el precio de gasolina, por evitar una verdadera masacre y una desastre humanitario que es responsabilidad de la comunidad internacional de hacer lo posible y lo imposible para que no acontezca.

Dos posiciones despiertan mi curiosidad respecto de la situación en Libia, la del Premio Nobel de la Paz Barack Obama y la de la Liga Árabe, que al parecer está pero no está.

Sospecho que lamentablemente deberá correr todavía bastante sangre para que algunos tomen posición sobre el asunto y otros se decidan a entrar en acción.

Al final de cuentas, los gobiernos se preocupan más por el precio del petróleo que por la sangre derramada por los seres humanos, y con Libia parece ser que no harán la excepción.

Fuente: un.org  

Author: Daniel Costa Lerena

Psicólogo Clínico, Master en Coaching y NLP-DBM. Webmaster y Blogger.

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