Cómo ser un inútil sin morir en el intento.

En cinco sociedades bien diferentes protagonicé una situación similar, o mejor dicho, me hicieron protagonizar. En España, Polonia, Brasil, Argentina y Uruguay; mujeres de no muy diferentes franjas etarias y bastante homogéneas en la comparación de cada grupo, casi colapsan ante mi atrevimiento, mi falta de cordura y sentido común; mi conducta casi temeraria y ofensiva hacia su condición de siervas.

Simplemente intenté lavar los platos luego de haber almorzado. Recogí los utensilios utilizados para tales menesteres no solamente por mi, también lógicamente los de los otros comensales de turno y ahí se desató el descontrol emocional, propio de una reacción automática accionada a nivel inconsciente.

Provocó una reacción en ellas la cual evidentemente entiendo aunque, me cuesta comprender; entender requiere simplemente de conocimientos, comprender de la experiencia.

Os lo confieso, en las cinco situaciones no sabía si reaccionar con risas o con insultos. Reírme por lo surrealista de tales situaciones o insultar por tratarme como a un inútil, incapaz de lavar unos platos con sus cubiertos y sus vasos.

En realidad me sentí, por un lado ofendido y por otro molesto por la machista actitud de mujeres jóvenes intentado replicar el estilo servil de sus madres. Porque todas en las diferentes circunstancias me respondieron lo mismo, curiosamente por cierto, “lavar los platos es cosa de mujeres, los hombres no hacen ésas cosas”.

Es para caerse al suelo del desmayo escuchar tal frase proviniendo de mujeres, insisto muy jóvenes y en presuntas sociedades evolucionadas. La reacción en las cinco situaciones, que en definitiva puedo describir como una sola por ser tan similares, no fue solamente en el plano de la comunicación verbal, literalmente me cogieron las manos y los brazos quitándome los utensilios para lavarlos ellas.

Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Una cosa es que se denigre a un ser humano en su condición llevándole a un plano de servilismo, otra muy diferente, es encima disfrutar y estar convencido de tal condición impuesta por la fuerza.

Por la fuerza de procesos de condicionamiento familiares y sociales horrendamente represivos, en donde se entrena a la mujer desde niña para cumplir un rol dentro y fuera de la familia. Lamentable, aunque puedo entender perfectamente tales procesos condicionantes y los devastadores efectos, que por cierto, de lo individual pasan a lo colectivo dentro del plano social, no me resigno a la resignación de dichas víctimas del condicionamiento machista.

La combinación ideal para las siervas entrenadas en tales menesteres, el que me permito denominar acuñando un término personal, es el IDF, Inútil Doméstico Funcional.

Perfil del Inútil Doméstico Funcional.

El inútil es entrenado desde su más tierna infancia para ser servido como corresponde, es decir, que le hagan todo; éste se adapta y hasta disfruta de tales circunstancias.

El proceso de modelaje de la conducta de tales individuos que pululan en nuestras sociedades comienza, como no puede ser de otra manera, de la mano de la amorosa madre. La mamá no permitirá nunca que su pequeño inútil haga nada, excepto claro hacer lo que él quiera. La parte de inculcarle valores de igualdad de género o cualquier cosa por el estilo, ni de broma se intenta.

Si el pequeño inútil tiene una hermana estará de enhorabuena, puesto que además de la pequeña sierva ir siendo entrenada por la sierva adulta en el servicio doméstico, atenderá las necesidades de su hermano y claro, colaborará con sierva madre en la atención del macho alfa de la familia.

El jefe de la familia será el ejemplo del pequeño inútil y le inculcará los valores necesarios para no sentir la más mínima empatía para con ninguna sierva. Con los años el pequeño inútil intentará encontrar la sierva sustituta ideal, que además le ofrecerá otra ventaja, le podrá satisfacer en su necesidad por el deseo del objeto, objeto sexual, vamos a ser bien claros.

A muchos les pueden resultar algo o muy exageradas mis afirmaciones aunque, basta observar detenidamente nuestro entorno y casi seguro vosotros lograréis detectar a un Inútil Doméstico Funcional, de no poder detectarlo hay varias opciones, usted creó uno, usted es uno o, simplemente sus padres intentaron transmitirles valores de igualdad y de respeto al ser humano, si es de los últimos, enhorabuena.

Porque no se trata de ser un chef, una maestro planchador o un genio de la limpieza extrema, se trata de respeto, educación, solidaridad y atender desde las necesidades humanas y existenciales del otro.

Se trata de intentar hacer las cosas como cualquier otro ser humano, sin hacer diferencia por el genero sexual, y por cierto, el primer nivel de condicionamiento es el familiar, así que recuerden, el Inútil Doméstico Funcional no nace, se hace, o mejor dicho lo hacen.

A los inútiles los hacen, no nacen siendo inútiles.

Si usted está colaborando en crear un inútil o en la primera fase de deformación intente detener el proceso. Si usted trabajó duramente por forjar a un inútil, lo siento, y lo siento mucho no por usted, lo siento por nosotros, por la sociedad.

Si un día tengo una hija podré errar en muchas cosas respecto de su educación, ahora, seguro que no permitiré que se transforme en la sierva de nadie; y si tengo un hijo tampoco permitiré que se transforme o le transformen en un Inútil Doméstico Funcional.