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Los cinco sentidos y nuestro entorno.

Los cinco sentidos y nuestro entorno.

Cómo utilizamos nuestros sentidos y la forma en que los desaprovechamos.

 

Nuestros sistemas sensoriales, la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato, nos permiten relacionarnos con nuestro entorno. Recolectamos información a través de nuestros sentidos, la cual es procesada por nuestro cerebro, decodificada e interpretada. Por tanto, cuando hablamos de nuestra experiencia podemos hacerlo refiriéndonos a nuestra experiencia sensorial.

Las personas utilizamos predominantemente uno de nuestros sentidos, es decir, nos apoyamos en él de forma prioritaria para recolectar información y procesarla internamente. Lo anterior no significa de modo alguno que no utilicemos el resto de nuestros sentidos, simplemente podemos decir que hay uno que nos caracteriza.

Los más frecuentes de detectar son los sujetos predominantemente visuales, auditivos o senestésicos. Los sistemas de representación fundamentales son la forma que el individuo procesa internamente, visualmente, auditivamente o senestésicamente; hablando y hablándose en su diálogo interno.

Cuando hacemos referencia al sentido predominante de un individuo podemos detectarlos por los perfiles descritos al respecto de cada uno por los científicos. Básicamente hay una forma de lenguaje que caracteriza a cada uno, una velocidad al hablar e incluso un tipo de vocablo específico relacionado directamente con su sentido predominante.

Por tanto y, teniendo en cuenta lo anterior, para enviar un mensaje verbal efectivo a cada uno debernos emplear un lenguaje específico, utilizando los vocablos que conecten con su sentido predominante.

Al mismo tiempo detectaremos las correspondientes reacciones ante nuestro mensaje desde lo no verbal. Detectar las claves de acceso de cómo procesa el otro y particularmente tener claro nuestro propio sistema predominante es muy importante a la hora de comunicarnos; y ello lo comenzamos a detectar teniendo en cuenta cuál de nuestros sentidos es el predominante.

Un ejemplo fácilmente detectable es dentro de un aula de clase, tengamos en cuenta que el profesor tiene un sentido predominante el cual le caracteriza y condiciona en su forma de transmitir su mensaje verbal.

Supongamos que el profesor es predominantemente visual y utilizará por tanto el lenguaje característico de tal sentido. Es de esperar que conecte rápidamente con sus alumnos predominantemente visuales, en tanto con el resto es probable que la calidad de conexión descienda dependiendo de los sentidos utilizados de forma predominante por cada educando.

Uno de los desafíos más arduos es conectar eficazmente entre un visual y un senestésico. Están diametralmente en posiciones de percepción diferentes, su lenguaje en velocidad son polos opuestos, el senestésico se sentirá agobiado por la velocidad del lenguaje de su interlocutor y el visual sentirá soporífera la forma de hablar del senestésico.

Hablamos de una ciencia y del cómo utilizamos nuestros sentidos para procesar nuestra realidad.

Un elemento curioso es que los seres humanos al apoyarnos en un sentido o dos para relacionarnos con el mundo y, dejar de lado de forma inconsciente a los otros, estamos literalmente desaprovechando un potencial enorme.

Independientemente que utilicemos de forma predominante un sistema representativo interno es interesante intentar maximizar recursos, es decir, utilizar los otros sentidos para enriquecer nuestra experiencia.

Una de las situaciones cotidianas más frecuentes de utilizar, para comenzar a tomar conciencia de la diferencia de procesar con todos nuestros sentidos, es la hora de la comida. Sentir nuestro cuerpo sentado en la silla y el tacto de los cubiertos en nuestras manos. Al tener frente el plato de comida observarlo en su presentación y sus colores. Oler la comida y diferenciar sus matices.

Escuchar los ruidos que eventualmente se producen en el acto de comer. Degustar la comida y recordar que la digestión comienza por nuestra boca, saborear los alimentos. En definitiva, intentar comer utilizando nuestros cinco sentidos.

Podríamos utilizar un sin fin de ejemplos de cómo comenzar a utilizar de forma consciente nuestros cinco sentidos en nuestra vida diaria, la mejor opción es hacerlo con nuestras actividades cotidianas y poco a poco realizar las distinciones, algunas pueden resultarnos muy significativas por cierto si intentamos detectar los pequeños detalles que hacen la diferencia.

En nuestros hábitos cotidianos, sencillos y presuntamente banales, hay un mar de sensaciones a experimentar de las cuales no somos conscientes y no por ello dejamos de procesarlas internamente; el tomar conciencia de ellas pueden hacernos sentir de forma diferente y claro, enriquecer nuestra experiencia y alimentar mejor nuestra subjetividad. 

Author: Daniel Costa Lerena

Psicólogo Clínico, Master en Coaching y NLP-DBM. Webmaster y Blogger.

(5) Comments
  1. Ya que por cuestiones que no vienen al caso, tengo poco desarrollados el tacto, la vista y el gusto, por ende tengo buen oído y olfato. creo que puedo oir un alfiler a 23 kilometros y olfatear un rastro de cualquier homicida. un abrazo.

  2. Gracias DDmx por compartir tu experiencia. En algunos casos ante ciertas limitaciones de algunos sentidos es tendencia a utilizar los que no presentan dificultades funcionales, es decir, maximizar. Precisamente lo inexplicable es el despilfarro de recursos de los seres humanos, desperdiciar el potencial de cada uno solo atenta contra nosotros mismos.
    DDmx, nuevamente mi agradecimiento extendido ahora por siempre participar activamente del blog y enriquecerlo con tus comentarios.
    Un abrazo y mis mejores deseos para ti.

  3. Señor Costa, tanto por la temática, como por la forma en explicar, aquí tiene un seguidor, no me agradezca nada. Un abrazo compañero.

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