Brujos y videntes: el gran negocio del futuro.
Un buen diagnóstico nos permite establecer un buen pronóstico.
A nadie escapa que el arte de la adivinación es un gran negocio; basta encender la televisión y la oferta es más que variada, con diferentes sistemas y estilos intentan transmitir credibilidad, factor clave para que el individuo pague por dichos servicios.
En los medios de comunicación, al igual que en internet, la oferta es igual de variada y variopinta en sus figuras. Poco más que disfrazados en su gran mayoría, los brujos y videntes incluso simulan al hablar un lamentable acento portugués como si ello fuera un plus añadido a su curriculum.
Las corrientes o escuelas en dónde cada adivino basa sus conocimientos, o presuntos poderes, son diferentes. Los brujos y adivinos suelen utilizar rituales para vaticinar el futuro; que van desde las cartas del tarot hasta piedras con presuntos poderes especiales, todo para satisfacer las necesidades del cliente.
Vale decir que en algunas sociedades la figura del adivino está muy arraigada, trasciende al hecho cultural en si mismo y llega a formar parte de la idiosincrasia popular. Tirar las cartas, tanto sean las españolas como las francesas, leer las manos o la borra del café, encender velas o realizar rituales mágicos es algo que se arrastra desde hace siglos.
En la antigüedad los adivinos eran considerados profetas, incluso los rituales mágicos surgidos de la alquimia derivaron en la química moderna; nada es casualidad y la necesidad del ser humano de satisfacer la incertidumbre que genera el futuro siempre estuvo presente a lo largo de la historia.
Brujos y videntes con pseudo psicología aplicada.
Todo hay que decirlo, los brujos y videntes por tendencia suelen tener algunos o muchos conocimientos de psicología; la sugestión entra en juego y hay personas más fáciles de sugestionar. La predisposición de la persona que voluntariamente recurre a los servicios de adivinación es clave, en su gran mayoría tales individuos cuando menos tienen cierto grado mínimo de propensión a creer en las artes adivinatorias y por tal motivo precisamente recurren a un vidente.
Lo anterior propicia en buen grado la posibilidad de sugestionar al cliente y manipularle en consecuencia; nadie cree en algo si éste no quiere creer y la desesperación de algunos es el gran negocio de otros.
Todo comienza con las carencias existenciales del individuo, las cuales se combinan con sus debilidades cognitivas particulares, dando como resultado una necesidad a ser solventada satisfactoriamente. Cuidado, lo anterior no solo se detecta en las personas que recurren a los servicios de los brujos y videntes, también en buena parte de los fieles de muchas o casi todas las religiones del planeta se distingue fácilmente. Si algunos encienden velas por que un adivino se lo recomendó, otros lo hacen porque el cura de su parroquia lo hizo.
La incertidumbre sobre su futuro en muchos causa verdaderos estragos, les genera ansiedad y el miedo entra en juego como factor altamente limitador. Precisamente, el contar con pistas sobre nuestro futuro es lo que buscan quienes recurren a los brujos y videntes. Ahora bien, tanto el miedo como la incertidumbre sobre nuestro futuro no son más que recreaciones mentales; están incrustadas en nuestro inconsciente y se suman a nuestro sistema de creencias.
Estructurar el pasado para comprender nuestro presente, nos permitirá comenzar a entender que nada es casualidad, desde ahí estaremos en condiciones de establecer los elementos para eventualmente determinar nuestro futuro; nada místico y sin necesidad de recurrir a la cartomancia o la astrología a decir verdad.
Desde luego con ello solo no alcanza y deberemos estar preparados para cualquier evento inesperado el cual no dependa directamente de nuestras decisiones y, al mismo tiempo, no debemos olvidar que las circunstancias no se presentan por sí solas, nos colocamos en ellas.
Nada es casualidad y solo existen las causalidades.
Mi pasado no necesito que nadie me lo intente adivinar, a decir verdad lo conozco perfectamente y tengo la suficiente capacidad para interpretar las consecuencias de cada hecho de mi vida y cómo han repercutido o condicionado mi presente. Si analizamos desde la concatenación de hechos, cualquiera puede fácilmente entender el cómo y por qué de su presente.
Igualmente mi presente puedo analizarlo y claro, con ello realizar un proyección de mi futuro; cambiarlo en tal sentido simplemente sería cuestión de realizar modificaciones del presente para establecer el camino a seguir. Valorar nuestros elementos potenciadores y limitadores, establecer estrategias de cambio y analizar nuestro sistema de creencias, son solo algunas de las muchas posibilidades que tenemos a nuestro alcance.
El punto precisamente, es que la gran mayoría de las personas confían ciegamente en los brujos y videntes antes que en un psicólogo, un counsellor o un coach; la diferencia es que los adivinos no dan soluciones y los otros profesionales antes mencionados sí, precisamente se dedican a ello.
El destino, la suerte y los dioses poco tienen que ver con las decisiones que tomamos.
¿No sería mejor ocuparnos de solucionar nuestros problemas, solventar satisfactoriamente nuestras necesidades solucionando las dificultades que se nos presentan y superar nuestras limitaciones?
Desde luego, aunque también sería más trabajoso; la voluntad es clave al respecto, establecer cuales son nuestras necesidades del presente para darles satisfacción y así estar en condiciones de proyectar nuestro futuro. Estar de pendientes de éste nos priva de centrarnos en las necesidades de nuestro presente y con ello nos auto limitamos en su proyección; al respecto no hay misterio, y desde luego no es menester recurrir a los brujos y videntes para entenderlo.
Si estamos centrados solo en nuestro futuro desatendiendo nuestro presente no lograremos modificar el primero. Cuidado, no hablo ni mucho menos de no planificar nuestro futuro o dejar de pensar en él, simplemente de estructurar nuestras formas de hacerlo para obtener mejores resultados basados en el aprovechamiento de nuestros recursos.
Regularizar la actividad de los brujos y videntes.
La figura o el rol del cliente es muy importante que la tengamos presente, insisto, quienes recurren a los brujos y videntes deben de ser considerados clientes. Muchos adivinos, a decir verdad la gran mayoría, no pagan impuestos.
Quienes tiran las cartas o realizan prácticas adivinatorias similares, por ejemplo en sus casas particulares, trabajan en negro, es decir, no pagan impuestos al gobierno con lo cual de una forma u otra todos salimos perjudicados.
Dicho sistema de economía sumergida, aunque a la vista de todos, se ampara en la libertad de creencias que establecen como un derecho las constituciones de los países democráticos.
Al establecerse como cultos o solaparse bajo el manto de presuntas religiones escapan a la ley y con ello, además de no poder ser punidos por ésta, también evaden del pago de los impuestos correspondientes por el ejercicio o practica de una actividad profesional.
Uno de los puntos clave de la cuestión de los brujos y videntes es la falta de regulación del sector; en Rumanía por ejemplo, hubo un intento el año pasado de regular la actividad y quedó en la nada.
El proyecto del ley para regularizar las actividades profesionales de brujos y videntes en Rumanía tenía una finalidad clara, otorgar garantías a los clientes de éstos. Además de regular la actividad, con lo cual los brujos y videntes debían entregar la factura correspondiente a sus clientes por los servicios prestados, éstos podían reclamar ante la justicia por cualquier error de pronóstico cometido por parte de los adivinos.
Si bien la población en general estaba a favor por abrumadora mayoría sobre la legislación de éste tema, los adivinos no; desde luego y como era de esperar no tardaron en manifestarse públicamente a través de los medios de comunicación maldiciendo a los representantes del parlamento rumano. Vale decir que en Rumanía las artes adivinatorias son parte de la esencia misma de su cultura y, presuntamente, una buena parte de los parlamentarios encargados de votar el proyecto de ley tendrían sus propios adivinos de cabecera como asesores.
En mi opinión personal, considero desafortunado que éste proyecto de ley para regularizar la actividad de los brujos y videntes no llegara a buen puerto, pues hubiera sentado en cierto modo un precedente a nivel europeo y con ello un modelo de referencia para el resto de países.
Es muy importante tener presente que los brujos y videntes de un modo u otro están condicionando a la persona; sin dejar de lado que en casos particulares esto puede conllevar serios prejuicios al individuo.
Insisto en que nada es casualidad y solo existen las causalidades; el destino, los dioses o la suerte poco tienen que ver con nuestras decisiones de las cuales por cierto debemos hacernos responsables.
Mi pasado me permite ser lo que soy y mi presente proyectar lo que seré en el futuro.
(9) Comments
Anónimo
Entiendo que hay paises incluso zonas de algunos paises que se le dá mucha importancia a los adivinos incluso a la brujería, sería absurdo no admitir que existe un interes o curiosidad por ello y ya que existe estoy de acuerdo que sería bueno regularizarlo.
Ahora bien como se puede regularizar algo tán insolito como la adivinación, todo el Mundo que asistiera a una sesión de este tipo, estaría en los juzgados poniendo denuncias por no haberse cumplido las mentiras y falacias de esta gente que lo único que hace es lucrarse de la inocencia, la desesperación y en el peor de los casos de los malos deseos de unas personas sobre otras, con conjuros , magias negras y demás fraudes.
Para mí es elemental, no permitiría tal estafa, mucho menos televisaría personajes que se lucran de manera bastante dudosa de los incautos que se creen tamaña mentira.
Pilar Pérez Martín.
Daniel Costa Lerena
Gracias Pilar por tu comentario.! Coincido contigo, si se aprobara una ley en la materia los juzgados se verían desbordados por las denuncias de los damnificados aunque, por otro lado, también entiendo procede pautar un marco regulador para, precisamente, evitar tan burdas estafas.
Ahora bien, vale decir que nadie recurre a los brujos o adivinos siendo coaccionado, con lo cual cada uno deberá hacerse responsable no solo del prejuicio económico, también del eventual daño emocional.
En cuanto a la notoria presencia de los videntes en la televisión es simple, el negocio mueve demasiado dinero como para dejarlos fuera ; además ellos compran los espacios televisivos, con lo cual queda claro que deben ganar mucho dinero dado los elevados precios de dichos espacios.
Pedro Rios
Para mi son unos estafadores que se aprovechan de la ignorancia y la desesperación de la gente. La culpa no es del chancho sino de quien le rasca el lomo, si tan buen negocio es será porque clientes tienen ¿o no?
Daniel Costa Lerena
Coincido contigo Pedro en que muchos se aprovechan de la desesperación de las personas; y desde luego es un gran negocio pues clientes no les faltan, al contrario. Gracias por tu feedback.!
Andres Garcia
Como dice Pedro la culpa no es del chancho sino quien le rasca el lomo y la verdad que me encantó la frase. Si no tuvieran clientes seguro que no habría tantos así que mejor ver porque la gente va a ellos con tanta desesperación y sobre todo confían tanto en estos nadie. Lo de nadie es porque no tienen ningún titulo ni estudio de nada para ayudar a nadie, y si se precisa ayuda a que ir a quien hay que ir y no a estos sinverguenzas.
Daniel Costa Lerena
A mi también me agrada la frase que utilizó Pedro en su comentario; y deja entrever que a nadie le obligan a recurrir a los servicios de los videntes o brujos, dicho lo anterior desde el respeto y sin intentar etiquetar a nadie. Desde luego a cada necesidad corresponde una respuesta, y en la mayoría de los casos sospecho que no es el asesoramiento adecuado el que necesitan quienes recurren a a ellos. Gracias por tu comentario Andres.!
Anónimo
Sería mejor que esas pobres almas pusieran su fe en nuestro señor y no se dejaran engañar por esos sinvergüenzas. Julia.
Daniel Costa Lerena
Julia, considero que un adulto debe hacerse responsable de sus decisiones y respectivas consecuencias. Si unos creen que deben depositar sus expectativas en un dios, en un vidente o en un profesional de otra área me parece estupendo; eso sí, luego que cada uno asuma las consecuencias en uno u otro sentido. Gracias por tu comentario.!
Juan Alberto Garcia
El consumidor de éstas supercherías es el mayor responsable, pero igual me parecería muy bien que multaran o mandaran a la cárcel a estos estafadores que juegan con las desgracias y necesidades de los demás. Saludos.