Boda real británica.

La boda real en Inglaterra parecía la oda británica al sombrero!

La próxima boda real británica suma y sigue; suma una nueva plebeya convertida en princesa y sigue la tradición de los últimos años de las casas reales de Europa; es decir, mezclar la sangre azul con la del vulgo, mal asunto.

Aunque todo hay que decirlo, desde cierta perspectiva les viene bastante bien para acercarse al pueblo, según los expertos el vulgo se siente identificado con la plebeya que cumple el sueño, del estereotipo de las niñas de antes claro, de casarse con el príncipe azul.

Además hay otra tradición, la de los escándalos de los miembros de la realeza, no hay quién los tenga dentro de palacio. Una boda real viene de maravillas para lavar la imagen deteriorada por otros miembros desaprensivos que no honran la memoria de sus antepasados y el pertenecer a una casta superior por derecho propio.

Estamos encima de la boda del príncipe Guillermo y Catherine Middleton. Los fieles súbditos británicos como no puede ser menos están que se salen de tanta emoción, los cuadros de ansiedad se están disparando a medida que se acerca el gran momento, lógico, no es para menos, boda real. Recordemos que no hay nada más contagioso que las emociones, se transmiten más rápido que el virus de la gripe o que un resfriado común.

El príncipe parece seguir los pasos de su padre, esperemos que la nueva adquisición de la casa real británica no termine en el parque de los quietos y menos de la forma que lo hizo su suegra.

Una de las funciones más importantes de una boda real es que se encuentran las Coronas de toda Europa, es por así decirlo el encuentro del cotilleo top europeo y claro, con las correspondientes disputas de modelitos y joyas, es a ver quién se echa más oro y piedras preciosas encima.

Luego de la respectiva boda vendrán los ríos de tinta en las revistas y horas de televisión. Porque una boda real genera millones y millones, es tremendo, de forma directa o indirecta las cifras son de escándalo.

El lucro no acaba con el sí quiero, para nada, es solo comienzo, continuará de una forma u otra generando dinero, con las presentaciones sociales y claro, cuando empiezan a reproducirse.

Se sobreentiende que la plebeya convertida a princesa debe engendrar lo más rápido posible o la prensa comenzará a sospechar y claro, cuantos más vástagos mejor.

Por casa también estamos servidos, vale decir que la hoy princesa de Asturias al parecer se tomó el oficio al pié de la letra.

El cambio que se observa en el proceso de plebeya a princesa es sorprendente, en las formas, su saber estar a la sombra del príncipe, su rostro a base de crujías plásticas y las ansias de parecerse a una colega de la realeza de otras tierras.

Por cierto, los últimos cambios espero no se pagaran con nuestros impuestos. Me olvidaba, debo ser políticamente correcto y no puedo dejar de mencionar cuando menos por encima a la princesa del pueblo de España, de no hacerlo me la juego y me busco la ruina; sería ir en contra del clamor popular y la voz del pueblo es sagrada.

La ex mujer de un torero, la cual tiene entre sus talentos y virtudes solamente eso, ser la ex esposa de un torero, mis disculpas, y salir todas las tardes por televisión en un programa del corazón. Nobleza obliga y todo hay que decirlo. Lo que me consuela es que por lo menos a ésta última princesa no le pago sus caprichos.

Fuente: bodasreales.hola.com