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Móvil-dependientes: adictos al teléfono móvil

Móvil-dependientes: adictos al teléfono móvil

 Seis meses sin teléfono móvil!

Los adictos al teléfono móvil, denominados móvil-dependientes, son bastante más de los que imaginamos en nuestras sociedades; la tecnología evoluciona y nos condiciona, poco a poco nos convertimos en dependientes de ella, llegando incluso a niveles patológicos.

Muchos son quienes manifiestan cuadros diversos ante la falta de su teléfono móvil, incluso estados de ansiedad los cuales se acentúan ante la falta de cobertura del terminal o cuando su saldo, si es de pre-pago y no de contrato, se agota.

Mi relación con el teléfono móvil siempre ha sido algo particular, simplemente para realizar las clásicas llamadas y eventualmente algún mensaje tipo SMS, de los MMS siempre prescindí. Utilizar el teléfono móvil desde hace varios años como navegador GPS es otra cosa, siempre me resultó muy práctico para ir andando por cualquier ciudad y ser guiado de forma sencilla.

Principalmente por razones personales y profesionales el teléfono móvil se considera una herramienta, desde luego no intento conspirar contra los beneficios del mismo ni mucho menos,simplemente intenté realizar un pequeño experimento personal ante la gran cantidad de los cuadros detectados de móvil-dependientes en nuestras sociedades. Hasta ahora voy seis meses de abstinencia de teléfono móvil y sin cuadros negativos asociados, al contrario, es como una liberación.

Lejos siempre estuve de ser un móvil-dependiente, todo hay que decirlo, y como os comenté tampoco nunca sentí grandes pasiones hacia él, simplemente lo utilicé como una herramienta tecnológica más.

Ciertamente la dependencia al teléfono móvil no es la típica adicción, es decir, no se ingiere; es un problema de conducta. Se presenta en principio como una dificultad basada en la relación con el objeto y, posteriormente, evoluciona eventualmente hacia la dependencia.

Para llegar al uso compulsivo del teléfono móvil no hay mucho distancia que recorrer y conjuntamente aparecerán las correspondientes consecuencias. Ahí, en tal punto, nos encontramos con la satisfacción pasajera que nos otorga el mismo y sobre todo la posesión del objeto. La evolución tecnológica, desde la utilización, nos lleva a centrarnos en la franja etárea más baja de nuestras sociedades.

Cualquier adolescente e incluso niños de entre nueve o diez años hoy día poseen un teléfono móvil. Otro factor que se asemeja en demasía a otro tipo de dependencias y consecuentes patologías que fácilmente detectamos, como el consumo de alcohol, tabaco y otras drogas. Evidentemente con diferentes niveles de consecuencias orgánicas, fisiológicas y de otra índole. En algunas sociedades es frecuente que las personas tengan más de dos teléfonos móviles, incluso tres. Cada uno de una compañía diferentes y todos operativos, siempre listos claro para cumplir su función, no vital por cierto, puesto que en los seis meses que llevo sin utilizar el teléfono móvil de momento no se a visto afectada mi salud.

En Brasil por ejemplo detecté personas hasta con cuatro y en otras sociedades el teléfono móvil es objeto de deseo supremo, es más, de utilizar un teléfono móvil básico hasta lo miran a uno de forma extraña. Se transformó en símbolo de prestigio social, puesto que no se los regalan con los puntos acumulados o cuando se pasan a contrato y lo tienen que comprar. El hecho anterior se detecta de forma clara en los estratos sociales más desfavorecidos desde lo económico y ahí el teléfono móvil es el único objeto material de prestigio social al que pueden acceder.

Recordemos que los símbolos materiales de prestigio social varían de una realidad social a otra. ¿Cómo logro solventar satisfactoriamente mis necesidades de comunicación? Simple, utilizo internet. Lógicamente muchos pueden pensar que cambié una dependencia por otra, es posible, aunque tampoco paso todo el día conectado a la red es verdad que utilizo el ordenador portátil como herramienta de trabajo. A través de e-mails y Skype me comunico sin problema alguno.

Con Skype, además de utilizar el clásico servicio de vídeo conferencia gratuito entre usuarios, uno puede abrirse una cuenta de pago y llamar a teléfonos fijos y móviles de todo el mundo y, a decir verdad, con unas tarifas bastante mejores que las ofrecidas por las compañías tradicionales de telefonía.

Author: Daniel Costa Lerena

Psicólogo Clínico, Master en Coaching y NLP-DBM. Webmaster y Blogger.

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