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Cómo solucionar un problema.

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Cómo solucionar un problema.

Para resolver un problema o cuando menos intentarlo, lo primero que debemos tener en cuenta es la necesidad de tomar decisiones; la toma de decisiones es un factor clave para la resolución de cualquier problema.

También es frecuente repetir modelos, es decir, aplicar soluciones que en el pasado han sido efectivas a los problemas que se nos platean en la actualidad. Ello puede eventualmente ser efectivo; aunque dependerá de varios factores intervinientes, como los elementos específicos de la circunstancia o el entorno en dónde se presenta.

Como consecuencia de repetir modelos de solución a problemas de forma genérica y sistemática, corremos el riesgo de caer en un bucle y quedar atrapados en un circulo de intentar resolver el problema actual una y otra vez sin éxito alguno.

Para evitar lo anterior debemos abordar la resolución de cada problema de forma particular y desde la especificidad de sus componentes; como también es menester acostumbrarnos a modificar el enfoque que damos a las circunstancias. No por ello significa en modo alguno que recurramos a nuestra experiencia en la resolución de problemas anteriores, ello puede ser un extra incluso determinante; insisto, todo dependerá de los modelos aplicados de resolución y su efectividad.

El disociarnos de nuestras emociones ante la resolución de un problema es determinante, pues ello evita, entre otras cosas, la contaminación de nuestro método de resolución y estrategias aplicadas. Como también dejar de ver “un problema” y re-procesarlo internamente como “una oportunidad”. Una oportunidad para alimentar nuestra subjetividad, la cual requiere sin duda alguna de nuestra experiencia; para crecer y desarrollarnos como personas seguras de nosotros mismos; incluso para fortalecer nuestra autoestima y valorarnos como seres capaces de enfrentar nuestros problemas.

Hay que definir el problema para poder solucionarlo.

¿Qué es en realidad? ¿Es un problema a lo que me enfrento o es otra cosa?. Desde luego son cuestionamientos en extremo subjetivos y por ello, para lograr desprendernos de lo que representa una mera interpretación subjetiva por nuestra parte, procede el analizar de forma estructurada el presunto problema.

No es lo mismo estar ante una dificultad que ante un problema, como tampoco el estar siendo limitados por un factor en concreto. Al respecto es determinante entender cómo el problema se convierte en uno. ¿Es el resultado de la suma de dos dificultades?, ¿o tal vez el resultado de la suma de una dificultad y una limitación?, ¿pueden ser dos limitaciones estrechamente relacionadas que se convierten en un problema?. En definitiva, ¿Qué te hace pensar que tienes un problema?

Por otro lado hay que dar prioridad a los problemas; la suma de varios problemas a menudo transforman la vida de una persona en un sin vivir, por ello es tan importante recurrir a un método estructurado de análisis. Lo anterior permite entender nuestra situación, para con ello determinar la prioridad de cada presunto problema. Paso a paso y poco a poco; es decir, lo primero es determinar cuáles son dichos problemas e ir abordándolos uno a uno, algo así como desglosar la situación para obtener otra perspectiva.

Una vez que logramos entender nuestros problemas, de dónde surgen y cómo funcionan en nuestras vidas, estaremos en condiciones de comenzar a resolverlos. Analizar desde otro ángulo situacional permite, entre otras cosas, el detectar si algunos de dichos problemas están relacionados. Si descubrimos que varios problemas están relacionados, es menester dar prioridad a cada uno de ellos. No es lo mismo “urgente” que “importante”, como tampoco que en la resolución o no de un problema nos estemos jugando la vida. Aquí nuevamente volvemos al punto de la subjetividad en cuanto a la valoración y formas de procesar las situaciones. Importante puede significar que el problema requiere de nuestra atención; en tanto que urgente puede significar que debemos tomar una decisión inmediata para darle solución. Al mismo tiempo, debemos valorar nuestros estados representativos internos; los cuales si han sido influenciados por nuestras emociones pueden desvirtuar nuestra interpretación en cuanto la importancia de los mismos.

¿Cuáles son las causas del problema?

Es curioso lo mucho que no sabemos respecto de lo que no sabemos, lo anterior no es en modo alguno un simple juego de palabras ni mucho menos, es determinante contar con la información relacionada al problema para, precisamente, descubrir y entender así sus causas. Simplemente es dar con el origen mismo del problema lo cual, además de permitir resolverlo desde su raíz, nos permitirá no volver a tener el mismo problema.

Para resolver un problema debemos tener claro cuándo sucede, en dónde se produce, cómo nos afecta y si hay terceras personas implicadas. El entorno recordemos que siempre condiciona y eventualmente determina, lo cual no significa en modo alguno nos excusemos con ello; se trata de entender hasta qué punto el entorno nos influye o condiciona.

Una vez que determinamos cuándo, dónde y cómo se produce el problema, estaremos en condiciones de entender el por qué del mismo. Nuestro rol dentro del problema tiene que quedar bien delimitado y sobre todo la eventual participación o no de terceras personas. Si otras personas forman parte del problema, también procede el analizar su rol dentro del mismo; pues tampoco nada extraño es el encontrarnos con que el problema en sí mismo es una persona de nuestro entorno.

Lo incuestionable es que el problema es nuestro; tanto sea por acción u omisión de nuestra parte, por permitir que otros intervengan en nuestras vidas o por nuestras propias decisiones; siempre debemos responsabilizarnos de nuestros actos y de las situaciones en las que nos vemos envueltos. Cuidado, es muy importante no confundir responsabilidad con culpa; además de ser conceptos diferentes, los mismos afectan y condicionan inconscientemente de forma distinta a cualquier persona.

Nada es casualidad y solo existen las causalidades; el destino, la suerte o los dioses poco tienen que ver con nuestros problemas, en tanto que nuestras decisiones sí.

¿Cómo vamos a resolver el problema?

Cómo resolver el problema es el punto en cuestión y debemos buscar opciones, alternativas a la resolución de dicho problema en concreto y sus eventuales consecuencias. No solo hay que valorar los aspectos positivos de la resolución del problema, también los posibles aspectos negativos que tendrá como consecuencia y los elementos neutros, aquellos que indistintamente de la resolución del problema no se verán afectados.

A priori ninguna idea que se nos ocurra para solucionar un problema nos debe resultar descabellada, esto forma parte del principio mismo de abrir nuestro abanico personal de opciones; si de entrada comenzamos a realizar juicios de valor sobre las posibles soluciones que se nos ocurran solo lograremos limitar aún más nuestras posibilidades.

El enfoque o ángulo de abordaje del problema es lo que eventualmente puede permitir resolverlo de la mejor manera posible. Aquí antes de nada debemos valorar ciertos elementos particulares: cuál método de resolución utilizaremos, las estrategias a implementar, los recursos con los que contamos para aplicar soluciones y el riesgo asociado a cada decisión que tomemos. Particularmente, éste punto refleja la forma en que el por qué de la resolución del problema y la toma de decisiones están integrados y así forman un solo factor.

Cuando hablamos de ángulos desde dónde atender un problema, es algo enteramente personal y, al mismo tiempo, requiere atender en primer lugar desde nuestras propias necesidades. El enfoque racional y disociado de emociones contaminantes es clave; no se puede planificar nada de forma efectiva desde estados emocionales alterados; me refiero a estados frecuentes como el estrés, la presión misma que ejerce el problema e incluso sensaciones de impotencia o ira.

El enfoque orgánico de un problema es muy flexible y se adapta fácilmente a cualquier circunstancia analizada; resulta muy útil par intentar entender las situación y comprendernos a nosotros mismos. La flexibilidad debe primar como principio que rige nuestro sistema de resolución del problema, evitando así los enfoques lineales y mecánicos; modelos de aplicación repetitiva que pueden limitarnos en potencia. Es como observar un mapa tradicional en papel y compararlo con un globo terráqueo; desde luego el cambio de perspectiva por sí solo nos brindará otros ángulos y así podremos detectar fácilmente muchos detalles presuntamente ocultos del problema.

Una vez que tenemos claro cuál es la mejor solución para un problema, debemos entrar en acción sin dilación alguna e implementar la mejor opción. Hay que desarrollar un plan de implementación para la resolución del problema de forma estructurada; poner en práctica la mejor alternativa es parte clave dentro de la estrategia que previamente planificamos.

Al mismo tiempo, debemos estar atentos y vigilar la aplicación de nuestro plan para resolver el problema; comprobar si logramos resolverlo o no. Es menester supervisar el desarrollo de nuestra estrategia y la forma de solución elegida; no solo a mediano y corto plazo, pues la resolución de un problema debe ser indefinida.

Entra aquí la necesidad de analizar la efectividad del método que elegimos, teniendo siempre presente que podremos realizar las modificaciones necesarias y volver a intentar solucionarlo de una forma u otra. El trabajo previo de planificación en modo alguno significa que no fuera bueno, es probable que sino logramos resolver el problema sea porque nos equivocamos en las formas de implementación de la estrategia.

Hay muchos factores que pueden intervenir y entorpecer el desarrollo de nuestra estrategia, algunas requieren de tiempo y debemos ser pacientes; no por ello significa que debamos bajar los brazos o dejar de estar alertas al problema.

Si logramos resolver un problema también debemos analizar cómo lo conseguimos, ello nos permitirá pulir nuestras formas de implementar estrategias más efectivas en la resolución de problemas futuros que se nos puedan presentar. Sin dejar de lado que experimentamos y con ello nuestra curva de aprendizaje ha mejorado; al final de cuentas somos experiencia y ella es el alimento de nuestra subjetividad.

En cualquier caso, siempre es muy importante aprender a detectar los problemas para desde ahí establecer las condiciones necesarias que se requieren para resolverlos.

Author: Daniel Costa Lerena

Psicólogo Clínico, Master en Coaching y NLP-DBM. Webmaster y Blogger.

(14) Comments
    1. Ahí le has dado Andrés, si los evitas es muy probable que no debas enfrentarlos. Ahora, muchas veces por un motivo u otro nos encontramos en medio de un problema y ahí sí debemos enfrentarlo como corresponde, sobre todo por nuestro propio bien. Gracias por tu comentario.

    1. Menos la muerte considero que todo tiene solución en la vida, otra cosa es que tengamos la capacidad o la claridad de encontrar soluciones a nuestros problemas. No obstante, el detectarlos y tomar conciencia de ellos en sí mismo es un gran paso que damos, así podremos comenzar a resolverlos satisfactoriamente o cuando menos implementar posibles soluciones la mismo. Gracias por tu comentario Zina.

  1. La mejor forma de encontrar solución a los problemas es tener fe en Dios, él puede iluminar nuestro camino y hacernos encontrar las soluciones. Bendiciones. Julia.

    1. Desde mi posición, y no solo por simple defecto profesional ni mucho menos, considero que los problemas se resuelven enfrentándolos y punto. Analizar, estructurar y proceder en consecuencia sobre ellos; en parte entiendo dejo claro parte sustancial del proceso en el desarrollo del artículo. Otra cosa es nuestro sistema de creencias, las cuales desde luego respeto aunque considero que poco o nada tienen que ver con las resolución de los problemas desde un punto de vista práctico.
      Gracias por tu aporte Julia, un saludo y mis mejores deseos.

  2. Yo creo que todo es relativo y cada uno tiene su mapa mental de lo que representa un problema. Por lo demás me parece un muy buen post, por lo menos sirve para quienes están desorientados y sobre todo con problemas.

    1. Coincido contigo en que es algo muy subjetivo el cómo solucionar un problema, comenzando precisamente, en lo que representa para cada uno un problema. A través del artículo pretendo, como tú dices, orientar en la la práctica cómo solucionar un problema, independientemente de lo que represente para cada uno. Gracias por compartir tus opiniones. Un saludo.

  3. Me parece un artículo muy bueno y también serio Daniel. No es muy largo y se entiende muy bien lo que quieres decir. Solucionar problemas creo que es parte de la vida y todos siempre vamos a tener algún problema que solucionar, por eso digo que es un artículo útil y que sirve. Gracias, voy a empezar a analizar mis problemas como tú lo dices y verá si los puedo solucionar.

  4. Yo ademas de mis problemas tengo que cargar con los de mi familia y mis amigos. Hay dias que de tanto escucharlos hasta me olvido de mis problemas y termino agotada. Como puedo hacer para frenarlos y que me entiendan un poco a mi tambien??? No soy una persona egoista pero a veces tambien me cansa escuchar los problemas de los demas y se como decirles no. Gracias por adelantado a cualquier respuesta que me quieras dar porque seguro que me viene bien por lo que pude leer arriba.

  5. Yo tengo un tren de mercancía de problemas!!! Pero me parece que el problema más grande es la falta de trabajo o ganar poco dinero para poder mantener a la familia. Hoy esta complicado y por más que todos sumen se hace difícil. Pero problema lo que se dice problema al final me parece que solo son los tienen que ver con la salud y las enfermedades jodidas de verdad.

  6. Para mi la mejor manera de solucionar cualquier problema es enfrentándolo y punto. Evadir o dejar estar las cosas solo lo empeora todo y al final problema sigue creciendo en vez de solucionarse. Me gusta tu estilo y como lo transmites. Interesante y puede servir de guía.

  7. Para mi de todo lo que expones, muy claro y bien definido a decir verdad, lo más relevante es encontrar las causas del problema y luego pasar a su resolución. Pero debemos tener presente que lo que para unos es un problema para otros no lo es y viceversa. Todo depende del lente con el que se mire el problema.

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